14
de agosto 2020
La Jirafa, animal gigante
y elegante, tenía una hacienda muy grande y bastante conocida por la comunidad,
donde poseía animales de toda clase y familia; por ejemplo, caballos, camellos,
guanacos, mulos, asnos, toros, ovejas, chanchos, conejos, cuyes, gallinas,
patos, palomas, etc. Había contratado al León y al Tigre para que trabajen en
su hacienda.
–Amigo Tigre, la Jirafa
me ha contratado para trabajar en esta hacienda. Tengo la impresión de que a ti
también te ha contratado, ¿verdad?
–Sí, mi amigo León. Es
verdad, a mí también me ha contratado para trabajar en esta hacienda.
–La Jirafa qué te dijo
que hagas en la hacienda, amigo Tigre.
–Me dijo que dé comida a
todos los animales, para que estén muy bien de salud, para que estén sanos y robustos.
¿A ti te dio alguna misión?
–Solamente me llamó por
el celular y me dijo ingresa en la hacienda y observa qué hacen el León y los
demás animales. Por eso estoy aquí, vengo en nombre de la Jirafa, mi colega Tigre.
El Tigre y los demás
animales han escuchado la presentación sincera y elegante del León, en nombre
de la Jirafa.
–Amigo León, la Jirafa a mí
me dijo que les diera de comer a todos los animales. Son de varias especies y
familias. Todos no comen lo mismo, todos no ven lo mismo, todos no caminan
iguales; todos no tienen las mismas extremidades; algunos son lentos, otros
corren, otros vuelan; unos tienen boca; otros, hocico; algunos cargan, otros no;
unos tienen plumas; otros, no. Todos están en un mismo corral.
–Te dio la comida para
los animales, mi amigo Tigre.
–Solamente me dio harina
de pescado, mi amigo León.
–Entonces, vete y dile a
la Jirafa que te dé más comida, más variada, para todos los animales.
El León salió de la
hacienda, se fue a la casa de la Jirafa. No regresó más.
Moraleja:
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