(Por
Salomón Vásquez Villanueva)
Introducción
Mucho
y constantemente sonaba, inclusive perseguía mis oídos la frase significativa
“siempre dale la mano”. Verdaderamente, esta frase se constituyó en carne de mi
reflexión. Empecé especular y reflexionar sobre el impacto psicológico e institucional que
generaría, si el hombre y la sociedad contemporáneos encarnarían dicha frase en
su comportamiento organizacional. Así nacen mis especulaciones y quedan
sistematizadas en el espacio del presente título, con el único objetivo de
discutir y sustentar la importancia de extender la mano a los servidores, los
clientes y los estudiantes, dentro de las instituciones académicas y
comerciales.
El
día jueves 20 de junio de 2002, un grupo de alumnos –estudiantes de la maestría
por un lado y, por otro, del doctorado en Administración, con el fin de cumplir
la práctica de observación programada –concurrimos a Backus, Unión de
Cervecerías Peruanas Backus y Johnston S.A.A. La visita resultó bastante agradable,
impresionante y placentera para los objetivos académicos. Me impresionaron
varias cosas: el desarrollo extraordinario de la empresa en sus diferentes
aspectos (económico, social, educativo, cultural, deportivo, laboral), la
tecnología de punta de la cual se sirve la empresa; la comunicación sostenida
parcialmente entre el profesor y los alumnos, también entre los mismos alumnos.
Respecto del tema que nos ocupa, mi atención fue focalizada
y quedó estimulada por el comportamiento de un grupo muy reducido de los
alumnos del doctorado, sin dejar constancia que mi ánimo y mi interés están
orientados a dividir y menos decir que el resto no haya hecho lo mismo. Me
impresionó observar que mientras salían por la puerta principal de control, les
dieron la mano a los dos únicos vigilantes, quienes quedaban posiblemente con
la misión de controlar el ingreso y la salida de las personas y los vehículos,
antes que ofrecer otras atenciones afectivas y psicológicas.
Al tercer día, se materializó mi reflexión desbordada, se
encarnaron en mi mente algunas preguntas. ¿Es la primera vez que los alumnos
del doctorado dieron la mano a los dos vigilantes? ¿Es la primera vez que los
vigilantes han recibido la mano de algunas personas interesadas más en el
nombre de la institución que en los servidores mismos? ¿Acaso los vigilantes ya
han sido entrenados y educados en las llamadas relaciones humanas? ¿Tal vez los
mismos estudiantes de Administración hacían realidad sus vastos conocimientos
relacionados con los recursos humanos?
Las interrogantes anteriores quedan solamente como motivo
de reflexión, en este trabajo no las abordamos. En cambio, de acuerdo con el
objetivo propuesto nos ocupamos de las dos siguientes: ¿qué significa dar la
mano a los demás?, ¿cuál es su importancia respectiva?
Significado de “siempre da la mano”
1. Saludo, bienvenida y despedida. Según la
ley de la costumbre, los amigos cuando se encuentran y se saludan se dan la
mano. Incluso se dan la mano los desconocidos mientras se saludan. Cuando
alguien llega a una oficina, especialmente por primera vez, extiende la mano a
quien ha invitado o ha sido convocado para sostener algún negocio singular, en
estas circunstancias solamente se cuida la impresión. Cuando se retiran hacen
lo mismo, aunque más interesados en el propósito del negocio que en la misma
relación interpersonal. Todos, absolutamente todos se quedan en el mundo de
esta cortesía.
2. Buena educación y cultura. Para muchos,
pues dar la mano traduce buena educación, herencia cultural. También la
convivencia con la cultura. Posiblemente, la cultura de ciertas gentes quede
expresada en la entrega de la mano. Algunas comunidades, por ejemplo, no se dan
la mano, sino inclinan su cuerpo.
3. Aprecio y buena consideración interpersonal.
La relación interpersonal entre las instituciones pequeñas y grandes constituye
un ingrediente impostergable, importantísimo, para los hombres y la sociedad en
su conjunto. La comunicación psicológica jamás queda al margen de las buenas
relaciones humanas. ¿Cuánto impacto y repercusión psicológica produce el
profesor sonriente, quien espera a sus alumnos a la puerta del salón, les
saluda y les da la mano, y los invita a tomar asiento en ese espacio
rectangular, frío y monótono? ¿Qué resultados futuros encontrará el gerente de
una institución cuya costumbre cotidiana consiste en esperar a sus
trabajadores, parado a la puerta de ingreso; dispuesto a saludarles, darles la
mano y desearles mucho éxito en los trabajos del día? ¿Cómo responderán los
docentes de los centros educativos, cuyo director los espera con mucha emoción
y radiante confianza depositada en los mismos, asimismo les saluda y les
entiende su mano, y les agradece anticipadamente por la jornada académica de
ese día? ¿Cuánto alivio dará el médico queda la mano a sus pacientes, quienes
quedan echados sobre una cama sucia, fría, lejos de la comprensión y la
sintonía de la familia, solamente con las agujas que le perforan su debilitado
cuerpo y las gotas interminables de un suero que se dejan caer lentamente?
¿Cuánto ascenderá el número de los patrocinados de un abogado, cuyas
características quedan expresadas en la confianza que trasmite al dar la mano?
Importancia de “siempre da la mano”
La materialización de la expresión “siempre da
la mano”, resulta muy importante para el hombre, la familia y la comunidad.
Favorece indiscutiblemente:
1. El cultivo de la confianza entre las personas. Las personas que siempre se dan la mano jamás se conducen entre
reservas dañinas y pecaminosas, consolidan sus buenas relaciones
interpersonales. Solamente quienes se confían recíprocamente se dan la mano, no
se manejan dentro de un universo lleno de prejuicios, tampoco quedan divididos
por las diferencias que existan entre ellos.
2. La aproximación física y psicológica de las personas. Cuando las personas se dan la mano se acercan más unas a otras. En
efecto, la distancia física y psicológica desaparecen. Así las personas se
aproximan, se encuentran materialmente. Dar la mano genera un efecto
psicológico enormemente positivo, vitaliza las relaciones humanas.
3. La inyección de la voluntad de trabajo individual y corporativo. Si no hay confianza, contacto
físico y psicológico, perece desgraciadamente la disposición y la voluntad de
trabajo sostenido en forma individual y colectiva.
4. La identificación con los objetivos y los programas institucionales. Los objetivos y los programas institucionales son logrados en forma
plena, solamente si los miembros quedan identificados con los mismos, en
condición de resultado placentero del diálogo gentil, comprensivo, oportuno y
progresivo.
A modo de conclusión
¿Quién no ha observado y experimentado? Posiblemente, una
pareja de enamorados que surcas las veredas de ciudad tomados de la mano, nos
ilustre mejor el efecto y la importancia de este oficio: dar la mano, tomar de
la mano al par respectivo. Es evidente la seguridad y la confianza recíprocas.
Nadie da la mano a un desconocido, jamás alguien deposita su mano en quien no
confía. ¿El hombre le dará su mano a un león lleno de hambre, a sabiendas la
dejará al alcance de una serpiente venenosa, pasará su mano sobre el cuerpo de
un cerdo que acaba de levantarse del medio del charco, ajustará las espinas de
una planta entre su mano, la introducirá en un hoyo desconocido y cuyo peligro
finalmente se hace más evidente?
El calor y la energía humanos producen efectos psicológicos
tremendamente agradables para el hombre y la sociedad en su conjunto. Dar la
mano simboliza: confianza de las partes, entrega de la ayuda, producción de los
efectos psicológicos jamás sospechados en el interlocutor, levantamiento del
caído, encuentro feliz en el momento cuando los requerimientos son
impostergables. La mano no solamente levanta, sino edifica; construye las
bondades, las satisfacciones; cosecha los éxitos y el desarrollo del hombre y
los pueblos.