lunes, 16 de mayo de 2016

SIEMPRE DALE LA MANO

(Por Salomón Vásquez Villanueva)

Introducción
Mucho y constantemente sonaba, inclusive perseguía mis oídos la frase significativa “siempre dale la mano”. Verdaderamente, esta frase se constituyó en carne de mi reflexión. Empecé especular y reflexionar sobre el  impacto psicológico e institucional que generaría, si el hombre y la sociedad contemporáneos encarnarían dicha frase en su comportamiento organizacional. Así nacen mis especulaciones y quedan sistematizadas en el espacio del presente título, con el único objetivo de discutir y sustentar la importancia de extender la mano a los servidores, los clientes y los estudiantes, dentro de las instituciones académicas y comerciales.
El día jueves 20 de junio de 2002, un grupo de alumnos –estudiantes de la maestría por un lado y, por otro, del doctorado en Administración, con el fin de cumplir la práctica de observación programada –concurrimos a Backus, Unión de Cervecerías Peruanas Backus y Johnston S.A.A. La visita resultó bastante agradable, impresionante y placentera para los objetivos académicos. Me impresionaron varias cosas: el desarrollo extraordinario de la empresa en sus diferentes aspectos (económico, social, educativo, cultural, deportivo, laboral), la tecnología de punta de la cual se sirve la empresa; la comunicación sostenida parcialmente entre el profesor y los alumnos, también entre los mismos alumnos.
Respecto del tema que nos ocupa, mi atención fue focalizada y quedó estimulada por el comportamiento de un grupo muy reducido de los alumnos del doctorado, sin dejar constancia que mi ánimo y mi interés están orientados a dividir y menos decir que el resto no haya hecho lo mismo. Me impresionó observar que mientras salían por la puerta principal de control, les dieron la mano a los dos únicos vigilantes, quienes quedaban posiblemente con la misión de controlar el ingreso y la salida de las personas y los vehículos, antes que ofrecer otras atenciones afectivas y psicológicas.
Al tercer día, se materializó mi reflexión desbordada, se encarnaron en mi mente algunas preguntas. ¿Es la primera vez que los alumnos del doctorado dieron la mano a los dos vigilantes? ¿Es la primera vez que los vigilantes han recibido la mano de algunas personas interesadas más en el nombre de la institución que en los servidores mismos? ¿Acaso los vigilantes ya han sido entrenados y educados en las llamadas relaciones humanas? ¿Tal vez los mismos estudiantes de Administración hacían realidad sus vastos conocimientos relacionados con los recursos humanos?
Las interrogantes anteriores quedan solamente como motivo de reflexión, en este trabajo no las abordamos. En cambio, de acuerdo con el objetivo propuesto nos ocupamos de las dos siguientes: ¿qué significa dar la mano a los demás?, ¿cuál es su importancia respectiva?

Significado de “siempre da la mano”

1. Saludo, bienvenida y despedida. Según la ley de la costumbre, los amigos cuando se encuentran y se saludan se dan la mano. Incluso se dan la mano los desconocidos mientras se saludan. Cuando alguien llega a una oficina, especialmente por primera vez, extiende la mano a quien ha invitado o ha sido convocado para sostener algún negocio singular, en estas circunstancias solamente se cuida la impresión. Cuando se retiran hacen lo mismo, aunque más interesados en el propósito del negocio que en la misma relación interpersonal. Todos, absolutamente todos se quedan en el mundo de esta cortesía.
2. Buena educación y cultura. Para muchos, pues dar la mano traduce buena educación, herencia cultural. También la convivencia con la cultura. Posiblemente, la cultura de ciertas gentes quede expresada en la entrega de la mano. Algunas comunidades, por ejemplo, no se dan la mano, sino inclinan su cuerpo.
3. Aprecio y buena consideración interpersonal. La relación interpersonal entre las instituciones pequeñas y grandes constituye un ingrediente impostergable, importantísimo, para los hombres y la sociedad en su conjunto. La comunicación psicológica jamás queda al margen de las buenas relaciones humanas. ¿Cuánto impacto y repercusión psicológica produce el profesor sonriente, quien espera a sus alumnos a la puerta del salón, les saluda y les da la mano, y los invita a tomar asiento en ese espacio rectangular, frío y monótono? ¿Qué resultados futuros encontrará el gerente de una institución cuya costumbre cotidiana consiste en esperar a sus trabajadores, parado a la puerta de ingreso; dispuesto a saludarles, darles la mano y desearles mucho éxito en los trabajos del día? ¿Cómo responderán los docentes de los centros educativos, cuyo director los espera con mucha emoción y radiante confianza depositada en los mismos, asimismo les saluda y les entiende su mano, y les agradece anticipadamente por la jornada académica de ese día? ¿Cuánto alivio dará el médico queda la mano a sus pacientes, quienes quedan echados sobre una cama sucia, fría, lejos de la comprensión y la sintonía de la familia, solamente con las agujas que le perforan su debilitado cuerpo y las gotas interminables de un suero que se dejan caer lentamente? ¿Cuánto ascenderá el número de los patrocinados de un abogado, cuyas características quedan expresadas en la confianza que trasmite al dar la mano?

Importancia de “siempre da la mano”

La  materialización de la expresión “siempre da la mano”, resulta muy importante para el hombre, la familia y la comunidad. Favorece indiscutiblemente:
1. El cultivo de la confianza entre las personas. Las personas que siempre se dan la mano jamás se conducen entre reservas dañinas y pecaminosas, consolidan sus buenas relaciones interpersonales. Solamente quienes se confían recíprocamente se dan la mano, no se manejan dentro de un universo lleno de prejuicios, tampoco quedan divididos por las diferencias que existan entre ellos.
2. La aproximación física y psicológica de las personas. Cuando las personas se dan la mano se acercan más unas a otras. En efecto, la distancia física y psicológica desaparecen. Así las personas se aproximan, se encuentran materialmente. Dar la mano genera un efecto psicológico enormemente positivo, vitaliza las relaciones humanas.
3. La inyección de la voluntad de trabajo individual y corporativo. Si no hay confianza,  contacto físico y psicológico, perece desgraciadamente la disposición y la voluntad de trabajo sostenido en forma individual y colectiva.
4. La identificación con los objetivos y los programas institucionales. Los objetivos y los programas institucionales son logrados en forma plena, solamente si los miembros quedan identificados con los mismos, en condición de resultado placentero del diálogo gentil, comprensivo, oportuno y progresivo.

A modo de conclusión

¿Quién no ha observado y experimentado? Posiblemente, una pareja de enamorados que surcas las veredas de ciudad tomados de la mano, nos ilustre mejor el efecto y la importancia de este oficio: dar la mano, tomar de la mano al par respectivo. Es evidente la seguridad y la confianza recíprocas. Nadie da la mano a un desconocido, jamás alguien deposita su mano en quien no confía. ¿El hombre le dará su mano a un león lleno de hambre, a sabiendas la dejará al alcance de una serpiente venenosa, pasará su mano sobre el cuerpo de un cerdo que acaba de levantarse del medio del charco, ajustará las espinas de una planta entre su mano, la introducirá en un hoyo desconocido y cuyo peligro finalmente se hace más evidente?
El calor y la energía humanos producen efectos psicológicos tremendamente agradables para el hombre y la sociedad en su conjunto. Dar la mano simboliza: confianza de las partes, entrega de la ayuda, producción de los efectos psicológicos jamás sospechados en el interlocutor, levantamiento del caído, encuentro feliz en el momento cuando los requerimientos son impostergables. La mano no solamente levanta, sino edifica; construye las bondades, las satisfacciones; cosecha los éxitos y el desarrollo del hombre y los pueblos.


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