sábado, 15 de agosto de 2020

LAS VOCES DE LA MAÑANA DE LA NOCHE

 (11 de julio 2020)

Uno me llama, porque les tiene miedo;

otro me llama para destilar miedo al uno.

Él me llama, porque ha recibido el mandato.

Todos me llaman para la foto,

todos me llaman, porque les ha amanecido la mañana.

Me llaman en forma reiterada para la estadística.

Dios mío, me llaman para la satisfacción de su sillón.

Me llaman para la lista de los programas,

me llaman para la emoción de los demás,

me llaman para la emoción de sus enojos,

me llaman para la emoción de sus alegrías,

me llaman para la mesa de su vanagloria,

me llaman para la salvación de mi alma,

me llaman para los aplausos de las manos quebradas,

me llaman para los índices de los espacios virtuales.

Me llaman para decir que he desobedecido,

me llaman a las ganadas,

me llaman para ser los primeros.

Me llaman todos en el mismo horario.

LA OTRA LENGUA DE MIS DISCÍPULOS

 (15 de julio de 2020)

 

Tal vez sea la mañana de este día,

ojalá la tarde soleada del otro día,

tal vez la noche fría de tu mañana.

Me has dejado tu palabra irritada,

llena de incomodidad matutina.

Me has mirado con los otros ojos.

Me has hablado con la otra lengua,

con la lengua sin mi enseñanza,

con la lengua sin mi pedagogía,

con la lengua sin mi metodología,

con la lengua de la noche irritada,

con la lengua de la queja ajena,

con la lengua de tu propia queja,

con la lengua de tu compañero,

con la lengua de tu compañera,

con la lengua de tu enamorado,

con la lengua de tu enamorada,

con la lengua del otro docente,

con la lengua de la otra docente,

con la lengua de la escisión,

con la lengua de la evaluación,

con la lengua de la clase no aprendida,

con la lengua de la clase perdida,

con la lengua de tu inasistencia,

con la lengua de la tardanza,

con la lengua del olvido,

con la lengua de la puerta cerrada,

con la lengua del internet,

con la lengua de tu celular,

con el lenguaje de la pizarra.

Te has negado a mi palabra,

te has negado a la tarea,

te has negado a la publicación.

Me has negado el artículo solicitado.

Te has negado a ti mismo,

te has negado a ti misma.

Te has negado al porvenir de los exitosos. 

LA VOZ CALLADA DE MI NOSTALGIA

 (13 de enero 2020)

 

Los años de este costado viejo

me hieren el otro costado nuevo

desplumado en el costado del medio día.

Los años de esta noche matan el sol de mediodía,

los años de esta sombra borran las luces juveniles;

los años de estas plumas me arrancan las hojas de primavera;

los años de mis manos me alejan del cielo de tu cara;

los años de mi cuello me arrugan los sueños matutinos;

los años de mi frente despiertan las sombras nocturnas;

los años de mis noches dejan ocultado el sol de mi mediodía;

los años de este grito ahogado me sangran el perfil de mi rostro juvenil;

los años de mis emociones me alejan de mis hijos celestiales;

los años de mis recuerdos me queman la memoria de mis años

 

LA MEDICINA DE MIS LABIOS

 11 de julio de 2020

 

Esta mañana, la clínica te espera.

La camioneta negra está esperando tu cuerpo.

Axel ha despertado imaginando la pista interminable,

ambos con las biografías blancas de la boca.

Mi amada,

a pelear con la enfermera amable de la mañana,

a pelear contra las agujas sedientas de tu sangre,

a mirar las bolsas líquidas que no se niegan,

a mirar las cuerdas delgadas unidas

a tu mano y a esa cruz de fierro, 

al costado de otras mujeres invisibles,

con la manta regada sobre tu cuerpo de frío. 

Después de la media tarde y en tu propia voz:

Ya no has ido a dormir conmigo.

Me has dicho apagada y debilitada:

He tenido mucho frío,

contigo duerno muy pronto.

Ya no he podido dormir.

Dame un besito en mi frente.

MI DOLOR SIN PUNTOS Y COMAS

 (11 de febrero de 2020)

En la Clínica Delgado

no solamente lloran los ojos

también lloran las manos nerviosas y arrugadas

De esta mirada perdida me cae el alma

a la hora del mediodía

enfermo de tu dolor silencioso

Me duele llorar perdido con el alma

con la voz perdida de esta mañana

con el llanto sin sonido

con la palabra apagada de mi voz

con la tos de mis pájaros liberados

Me duele dejarte sola

con tu dolor invisible

con tu separación involuntaria

con tus manos frías lejos de las mías

con las máquinas y las agujas

con los médicos y las enfermeras

con ese frío penetrado en tu carne

con tu cuerpo desgastado

con tu mirada confusa y fatigada

Hoy me duele lo que te duele

con tu nombre

con tus apellidos

con el calor intenso del mediodía

con la sombra pasajera de este techo

con el nombre de los tres hijos

Me duele la separación de tus besos

me duele la separación de tu cuerpo

me duelen tus pasos sombríos

me duele tu silencio obligado

me duele este mediodía sin descripción

Me duele y no me corro

MI HIJO Y COVID 19

 

31 de julio de 2020

 La casa grande y espaciosa está dividida.

Me duele el territorio dividido en dos espacios,

dejando la ausencia de mi hijo a la mesa grande,

sin el plato, sin la cuchara, sin la ensalada.

Se ha quedado vacía la silla en el mismo sitio.

Esta tarde, mi plato ha mirado el costado vacío.

Mi querido hijo, la puerta nos ha dividido,

callada, sin el leguaje de todos los días,

sin las preguntas de la investigación,

sin el Zeus en tu compañía,

sin el pasto verde y las piedras del camino.

Mi querido hijo, solito encerrado entre las ventanas,

entre tu soledad de la mañana, la tarde y la noche,

sin el desayudo, el almuerzo y la cena,

sin tu cuerpo de atleta, sin tus palabras,

sin tus ojos y tus manos dadivosas,

sin ella por la noche de tus visitas,

sin la bolsa blanca del pan cotidiano,

sin la amarra blanca de tu boca para la calle,

sin tu auxilio de la lejía a la puerta ancha,

sin las botellas blancas de todos los días,

sin los auxilios para tus hermanos a la hora de la llegada,

sin la esquina de las pesas de los días,

sin tu presencia en la cocina de la tía,

sin la tele para tus ojos cotidianos.

Cuántos días estarás ahí para ti mismo,

sin los demás,

sin tu madre y tu padre,

sin tus hermanos y la tía.

Ha llorado la camioneta por tu ausencia.

El Zeus te busca todos los días.

La esquina de la casa nos habla todos los días,

la mesa y tu silla dialogan con tu vacío del día y la noche.

Hijo querido, qué dice la comida dejada antes de tu puerta,

sin tocarla, sin dejar las manos sobre las manijas,

la comida sin la oración de todos unidos.

Mi hijo, eres fuerte y tenaz,

mientras yo me quiebro y desaparezco,

mientras mis ojos se zabullen en mi propio lago.  

    

El COVID 19

 (29 de junio de 2020)

Señor, dónde te encuentro esta noche

para me cuides y protejas de este virus

para que limpies las lágrimas derramadas

sobre los rostros desgastados y las superficies arrugadas

sobre las voces desgastadas y calladas de las madres

sobre los ojos mojados del mundo

sobre los médicos de blanco enfrentados a la muerte

sobre las manos delicadas de las enfermeras

sobre los pies y las voces de los comunicadores

y sus micrófonos enfrentados a la muerte

sobre las calles de la desobediencia

sobre los hospitales llenos de enfermos y muertos

sobre las casas cerradas y aterradas

sobre las noticias desgastadas y temblorosas

sobre los errores del ministerio de salud

sobre las mañanas de gestiones equívocas

sobre los mensajes de calma y aumentan la tormenta

sobre los policías enfrentados a los hombres de la muerte

sobre los administradores de los horarios imprevistos

sobre los trabajadores escondidos, desterrados y desgastados

sobre el descanso de la noche que no llega

sobre las voces del arcoíris humano

sobre la mujer marginada por la pericia varonil

sobre la familia sembrada en el surco de la muerte

sobre los enfermos de esta tierra llena de pecado mortal

sobre los ancianos desgastados y olvidados

sobre los mercados cerrados, caros y vacíos

sobre los bolsillos vacíos y rotos por el gobierno y los lobos anónimos

sobre la mesa vacía de estas mañanas inesperadas

sobre los estudiantes anónimos y desaparecidos

sobre mis hijos de la palabra callada

sobre los silencios y las interrogantes mudas de mi esposa

sobre mis hermanos lejos de sus propios hijos

sobre los gobiernos ambiguos y confusos

sobre las fronteras cerradas de nuestras patrias

sobre los aeropuertos llenos de gente llorosa

sobre los quince días de la noche interminable

 

 

AMBRE VEINTE 20

 

07 de julio de 2020

El ambre es el doble de veinte

De mis padres y de mis hijos

De mis suegros y mis cuñados

De mis vecinos del costado

De mis queridos colegas jubilados

De los niños flaquitos de la ladera

De los viejitos declinados de los cerros

De los enfermos sin esperanza de la calle

De los enfermos muy desgastados del hospital

De los pasajeros muy agotados en los aeropuertos

De los pasajeros muy fatigados en los terminales

De las amas desconsoladas de casa

De los conductores anónimos de los taxis

De los huérfanos callados y marginados

De los mercados despoblados y cerrados

De las tiendas sin asistencia de la gente

De los restaurantes vacíos y desesperanzados

De los estudiantes sin las aulas de la clase

De los maestros sin las aulas del colegio

De los padres de familia sin el salario

De las madres y las ollas vacías

De los parques verdes y vacíos

De las calles calladas y vacías

De las bocinas apagas

De las puertas negadas a recibirte

De los amigos y sus manos escondidas

De las manos ajustadas la limpieza difundida

De las bocas enjauladas

De la nariz negada a respirar con libertad

De los ojos negados a mirar la muerte

De las gallinas sin el maíz de los días

De los pasajes perdidos

De las monedas desaparecidas

 De los billetes aferrados a las cajas de los bancos

De la AFP denegada a la misericordia 

De la CTS fraccionada

De la mañana fría negada a la vida

De la costa y la sierra

De la selva y sus verdes palmeras

De mi patria y de la tuya

De mi país y del mundo

De los sepulcros abiertos a los montones

De los médicos sensible y honestos

De los políticos sedientos de los votos

De las autoridades negadas a la verdad

De las plataformas digitales

De los delincuentes amarrados a las muertes

De los policías enfermos y muertos

De los médicos enfermos y fallecidos

De las enfermeras enfrentadas a la muerte.

 

MI ÚLTIMA PALABRA

 💜  💛  💛 💛 💛

30 de julio de 2020


Siempre será la misma palabra de mis ojos

Sin la mutación de hojas diarias

Con el mismo gesto de la mano mía

Jamás encontrarás otra mano esquiva

Siempre estirada para limpieza de tus manos

Para las andreolinas de mis pupilas

Para las fatigas de mis laureolinas vespertinas

Para las jaquelinas de mis pedagogías

Para las celestinas milagrosas de mis nostalgias

También para jhersianos y yolandinas de mis palabras.

Siempre será la misma palabra de mis ojos. 

LA JIRAFA, EL LEÓN Y EL TRIGRE

14 de agosto 2020

La Jirafa, animal gigante y elegante, tenía una hacienda muy grande y bastante conocida por la comunidad, donde poseía animales de toda clase y familia; por ejemplo, caballos, camellos, guanacos, mulos, asnos, toros, ovejas, chanchos, conejos, cuyes, gallinas, patos, palomas, etc. Había contratado al León y al Tigre para que trabajen en su hacienda. 

–Amigo Tigre, la Jirafa me ha contratado para trabajar en esta hacienda. Tengo la impresión de que a ti también te ha contratado, ¿verdad?

–Sí, mi amigo León. Es verdad, a mí también me ha contratado para trabajar en esta hacienda.  

–La Jirafa qué te dijo que hagas en la hacienda, amigo Tigre.

–Me dijo que dé comida a todos los animales, para que estén muy bien de salud, para que estén sanos y robustos. ¿A ti te dio alguna misión?  

–Solamente me llamó por el celular y me dijo ingresa en la hacienda y observa qué hacen el León y los demás animales. Por eso estoy aquí, vengo en nombre de la Jirafa, mi colega Tigre.

El Tigre y los demás animales han escuchado la presentación sincera y elegante del León, en nombre de la Jirafa.

–Amigo León, la Jirafa a mí me dijo que les diera de comer a todos los animales. Son de varias especies y familias. Todos no comen lo mismo, todos no ven lo mismo, todos no caminan iguales; todos no tienen las mismas extremidades; algunos son lentos, otros corren, otros vuelan; unos tienen boca; otros, hocico; algunos cargan, otros no; unos tienen plumas; otros, no. Todos están en un mismo corral.

–Te dio la comida para los animales, mi amigo Tigre.

–Solamente me dio harina de pescado, mi amigo León.

–Entonces, vete y dile a la Jirafa que te dé más comida, más variada, para todos los animales.

El León salió de la hacienda, se fue a la casa de la Jirafa. No regresó más.

Moraleja: